
Hoy me di cuenta que nunca he escrito sobre él. He escrito sobre la mujer, y a muchas mujeres, a la naturaleza, al cine, a la vida, al amor. He escrito sobre los fantasmas y los demonios que aun me persiguen, en un intento de exorcizarlos.
Hoy quiero dedicar estas palabras a un hombre maravilloso, al ángel que estoy seguro, me ha cuidado y me cuidara siempre. A quien, con toda seguridad, me estará esperando con los brazos abiertos, en el lugar a donde sea que uno llegue cuando la vida termine.
Sé que sentiré sus brazos y escuchare un "te amo". Que volverá a atraparme entre sus piernas. Su forma de jugar conmigo.
La vida solo me dejo disfrutarlo durante cinco años. Sin embargo, me dejo una huella indeleble en mi alma. En mi corazón.

O cuando mi madre me abandonó con él y me sentó en la banqueta afuera de una pulquería con mi paquete de Twinkies, mientras entraba a embriagarse. Cuando salió tomamos el camión rumbo a casa y, al bajarse de éste, cayó y se rompió la boca y yo, a mis cinco años, lo levante, tome su mano y lo lleve a casa, vi que se acostara y lo cuidé.
A pesar de ello puedo afirmar, con seguridad absoluta, que es la única persona quien en verdad me ha amado. Nunca te he olvidado Papi, y nunca te olvidare.
Y tú no olvides recibirme con un abrazo cuando llegue la hora y llevarme a desayunar como cuando niño.
Tú y yo solos.
Para siempre...
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