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Fernanda Balderas Sánchez es mi hija, mi amor, mi nenita.
Como muchos saben, su venida y la convivencia con ella, me hicieron recuperar a
mi yo niño que estuvo perdido durante muchos años. La miro a ella y me veo yo
cuando era niño. Fernanda, actriz nata, siempre ha sido muy ocurrente y a pesar de lo
que dijeran todos, incluida su madre, mi madre y la familia en general, siempre
me ha parecido simpática y graciosa. Me ha arrancado sonrisas, risas y carcajadas.
Como con la vez que, en el súper, nos encontramos de frente con un chavo rudo
vistiendo una sudadera, brillitos incluidos, de Campanita el personaje de Peter
Pan. Lo primero que dijo Fer fue que el
chavo nos diría: “denme todo lo que traen o les echo mi polvo de hadas…”

Recuerdo que cuando niño, era yo mi dado a hacer gestos, voces y a reírme como loco en la noche diciendo que se apoderaba de mi "El Ánima Risuda". No recuerdo que mis ocurrencias le hicieran gracia a mi madre y a nadie en la familia, excepto a mi hermano Javier. Hoy quiero agradecer a mi hermano por reírse de mí y conmigo por "El Ánima Risuda" o por las "Trompetas Pichicatas" (de la canción Penny Lane de The Beatles), entre muchas otras ocasiones.
Quizás yo no era tan gracioso. Quizás era sólo que me amaba...
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