Envejecer es como escalar una gran
montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre,
la vista más amplia y serena.
Ingmar Bergman
El domingo, mientras desayunaba, observé una reunión en una de las mesas
contiguas que llamó fuertemente mi atención. Eran tres personas. Posteriormente
me enteré que hermanos; una pareja en sus 40's y un Anciano (hoy dicen que son
personas de la tercera edad. A mi, la palabra Anciano me parece bellísima), de
alrededor de 75 años, postrado en silla de ruedas. El centro de atención en la
mesa era el anciano. La pareja le hablaba con mucho cariño y, cuando él
hablaba, ambos lo miraban con una atención rayana en la devoción. Ella le
hablaba de lugares, se los detallaba en cuanto a formas, colores, paisajes,
luz. En algún momento ella entonó una canción mirándolo con mucho cariño.
El Anciano mantenía en su rostro una expresión de alegría. De felicidad. Pensé
que debe ser hermoso llegar a esa edad rodeado de personas así, y me pregunté:
cuántos de nuestros Ancianos tienen esa fortuna? Cuántos de mi generación
disfrutaremos así de nuestra vejez? Yo, por mi parte, agradezco la oportunidad
de presenciar y disfrutar de momentos así, en una sociedad donde reina
cada vez mas la indiferencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario