martes, 21 de febrero de 2017

Martín

Bajo de estatura, Martín Retana le hacía pensar en aquella frase atribuida a Napoleón Bonaparte que dice que la grandeza de los hombres no se mide de la cabeza al suelo sino de la cabeza al cielo.
De personalidad extrovertida, manejaba un humor entre la ironía y el sarcasmo.
Recordaba, divertido, dos anécdotas: la vez que se quedó a trabajar hasta tarde con Martín, éste repetía una y otra vez la canción ‘Igual que ayer’, de Los Enanitos Verdes, y la vez que le confesó su amor por la cantante Paulina Rubio, integrante del grupo Timbiriche, de moda en los 80. Su fervor llegaba al grado de rondar el gimnasio al que ella asistía, solo para mirarla y admirarla.
Orgulloso de su origen universitario, era un idealista y gran defensor de las causas sociales. Fue activista en el movimiento universitario que dio origen al Consejo General de Huelga (CGH), en 1999.
El tema fue motivo de algunos debates entre ambos.
En uno de ellos, él argumentaba a Martín, que ese tipo de movimientos no surgían desde el estudiantado. Opinaba que eran creados y manejados por los partidos políticos y/o por las autoridades universitarias. Individualista como era, también creía que no había en los líderes un fin más allá de sus intereses personales.
Él mismo había participado en algunas marchas, plantones y guardias en los viejos días en CCH.
La emoción con la que Martín hablaba del movimiento, le hizo recordar con nostalgia como las guardias con sus camaradas se convertían en tertulias intelectuales donde lo mismo se discutía sobre Marx y Bakunin, que sobre la trova latinoamericana. Mercedes Sosa, Víctor Jara, y los cubanos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez eran algunos de los cantautores que escuchaban en aquellas frías madrugadas.
Un día Martín lo invitó, entusiasmado, a una guardia nocturna que haría en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Al llegar y mientras lo saludaba con un abrazo, no pudo evitar estallar en sonora carcajada. El grupo en la guardia, del movimiento más grande del que se tenga memoria desde el 68 cantaba, a la luz de una fogata, canciones del grupo Timbiriche. Y eran, por supuesto, las interpretadas por Paulina Rubio…

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