martes, 11 de abril de 2017

Viaje Musical (2)

En el laboratorio entabló amistad con Mónica y Juan Luis, pareja de novios que supervisaban a los clientes que asistían a sus sesiones de cienciología. Compartieron con él su gusto por el jazz fusión: Sky, Deodato, Spiro Gyra. Asimismo, tuvo la oportunidad de conocer a Miguel Ángel "Nano" Concha, bajista del grupo chileno Los Ángeles Negros, quien influyó para que se enamorara de ese instrumento. También (y ésto fue el parteaguas que determinó de por vida su gusto musical), al hermano del dueño de una de las tiendas de discos más importantes de la época. En una de sus sesiones les preguntó si les gustaba el rock pesado (escuchaban el álbum homónimo de Van Halen).
- Si - respondieron.
- ¿Han escuchado algo de rock progresivo?
- No-
- La próxima vez que venga les traeré algo.
En su siguiente visita les entregó un cassette.
Lo que escucharon los dejó sin aliento. Era el Selling England by the Pound, de Genesis. La rola que abre, Dancing With the Moonlit Knight, junto con Firth of Fifth y The Cinema Show, fueron la la guía definitiva para orientar su gusto musical. Él y su hermano se dividieron el abanico de grupos de rock progresivo en un acuerdo tácito para la compra de discos. Su hermano se quedó con los "derechos" de Pink Floyd, Yes y Jethro Tull y King Crimson, entre otros y él con los de Kansas, Genesis, The Alan Parsons Project, y los italianos The New Trolls y Le Orme, y los alemanes de Eloy entre otros. Sin embargo, él se mantuvo más abierto cuanto a géneros y grupos convirtiendo su gusto en algo más ecléctico. Por esa misma época fue lector de las revistas Conecte y Sonido.
En una fiesta de fin de año, su prima Edna lo puso en contacto con Rush a través del Moving Pictures. Cayó rendido ante la sinergia perfecta del sonido de la banda. Un trío básico de guitarra, bajo y batería, enriquecido con el uso de sintetizadores.
Mientras, en la prepa conoció a cuatro amigos. Gustavo, que le regaló un cassette del dulcísimo Dan Fogelberg, el "Gonzo", "marxista" que lo invitó a escuchar a Pablo Milanes, Silvio Rodríguez y Mercedes Sosa, a Jorge Castelan, quien le compartió su gusto por El Tri y su pasión por The Doors y al Cid, fanático de Julio Jaramillo. También a un trío de rockeros, "La Niña", "La Gorda" y "La Vanessa", con quienes acrecentó su acervo de grupos y discos de rock. Insoportable un grupo de amigos que se la pasaban tocando y cantando a José José con las muchachas poniendo ojos, según ellas, de enamoradas.
En el transcurso de los 80, y ya con Rock 101 (y su contraparte WFM promotora de lo socialmente aceptable) marcando la pauta, tanto de la contracultura como de lo nuevo que se escuchaba de rock en México, se dejó seducir por, Duran Duran, A Flock of Seagulls, The Cure, The Stone Roses, The Smiths, Joy Division, Depeche Mode, Nirvana, Green Day, Stone Temple Pilots, Soundgarden, The Fixx, REM, el reggae de Bob Marley & The Wailers, y el delicioso East of the Sun, West of the Moon de A-ha. También del grupo británico Marillion, quien rescató el rock progresivo. De destacar su descubrimiento de The Sugarcubes cuya cantante (Bjork), lo impresionó con su calidad interpretativa y presencia escénica. Se volvió su fan.
Fue asiduo visitante del Tianguis Universitario del Chopo, donde se podía hacer trueque con discos, cassettes y demás parafernalia rockera. Se podían conseguir discos de importación (allí compró su primer disco importado. El Hotter than july, de Stevie Wonder), discos piratas, que eran producciones hechas fuera de la industria, y no copias como lo son ahora. Fue testigo de como un señor pago $500.00 de la época por el American Prayer, LP importado de poemas de Jim Morrison musicalizado por The Doors. En ocasiones gastaba todo su sueldo en discos y tenía que pasar a dejarlos en casa de su novia para que su madre no se diera cuenta. También visitaba las tiendas de discos de la época: Discos Briyus, Zorba, Super Sound, Hip 70, Discos Aquarius. En Super Sound adquirió toda la discografía de Rush.
También visitaba tiendas de discos de barrios populares buscando "joyitas" que sabía, por el perfil de sus clientes, nadie les haría caso. Las escondía detrás de los discos de cumbias para después regresar por ellos. Así se hizo, en una tienda en Tlalnepantla, del Tales from the Topographic Oceans de Yes, y de los Danger Money y Night After Light de UK entre muchos otros...

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